Mindfulness y danza
A primera vista la danza parece una disciplina solamente física, pero cierto es que la mente tiene mucho que ver en el aprendizaje, la resistencia dentro de un mundo complicado y por supuesto; la salud mental. Veamos qué es el Mindfulness y cómo nos puede ayudar en el mundo de la danza, tanto si eres estudiante como profesional o simplemente bailas por placer.
Qué es el Mindfulness.
Mindfulness se puede traducir como “atención plena” o “consciencia plena”. Proviene de la palabra “sati” en lengua pali, uno de los idiomas en los que fueron escritos los discursos de Buda. Mindfulness no es sólo meditación. Es un estado de la mente que se puede entrenar mediante diferentes técnicas que busca conseguir un alto grado de bienestar físico y psicológico. Aunque también incluye prácticas formales de meditación, este método se puede aplicar en el día a día en todas nuestras actividad. Se busca llevar la atención al momento presente, no estar siempre anclado en el pasado ni proyectándose en el futuro; centrándonos en el aquí y ahora y por consiguiente, disfrutando de lo que estemos haciendo.
Un poco de historia.
Hacia mediados del Siglo XX la psicología clínica occidental empieza a prestar atención a todas las técnicas meditativas y filosofías que provienen del budismo y otras doctrinas orientales. En 1979, Jon Kabat-Zinn desarrolla el “MBSR” (the Mindfulness-Based Stress Reduction Program) en la Universidad de Masachusetts, E.E.U.U. Extrae todas estás técnicas orientales liberándolas de aspectos religiosos y empieza a aplicarlas con fines terapéuticos. A partir de este momento, el Mindfulness no hace más que expandirse por todo el mundo y en diferentes ámbitos.
Aplicación en la danza.
Vamos ahora a revisar las bases del Mindfulnes y su aplicación en la danza.
Vivir en el Ser y no en el Hacer: el modo Hacer representa un funcionamiento cognitivo conceptual mientras que el modo Ser se basa en la experiencia directa. Aborda la danza desde este punto de vista, no piense o imagines el movimiento como algo externo a ti; sé tú el movimiento. Vive la experiencia de moverte.
No juzgar: a menudo somos nosotros mismos quienes criticamos nuestra técnica o movimiento de una manera negativa. Esto no nos permitirá avanzar. Observa tus cualidades y carencias de una forma más neutral y científica, sin añadir interpretaciones o juicios.
Paciencia: si nuestra mente está constantemente preocupada en conseguir los objetivos futuros, estará agitada y no focalizada en el presente. Acepta el tiempo que cada proceso de aprendizaje necesita y que no puede acelerarse.
Confianza: profesores/as son guías que nos acompañan en el proceso de aprendizaje pero cada individuo debe confiar en sí mismo y en sus habilidades para profundizar en las enseñanzas.
No luchar: el esfuerzo en la danza debe ser perseverante y constante, pero no violento ni extenuante.
La actitud amable hacia uno mismo/a es clave en el entrenamiento de la mente. No enfadarse ante las dificultades o resistencias es primordial para disfrutar de la danza.
Y por último queremos recomendaros un perfil de Instagram. Balletmind, encontraréis un feed completísimo acerca del coaching y recursos pedagógicos tanto para la enseñanza como para el aprendizaje de la danza.