El arte de coreografiar

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La creación de coreografías es una de esas ramas de la danza que desde fuera puede parecer que sea algo innato para cualquier persona que baila. “Oye, si ya bailas, ¿por qué no ibas a ser capaz de crear una coreografía de cero?”. Esa sería la pregunta más rápida y obvia.

 

La realidad es que, a la hora de poner en práctica esa invención de pasos y rutinas, lo obvio se vuelve nebuloso. Aquello que en un inicio parece intuitivo, fácil y lógico, se torna de repente en algo quizá no tan intuitivo, ni tan sencillo ni con tanto sentido. Hay todo un abanico de cuestiones y detalles que hay que tener en cuenta antes de presentar tu pieza. Estas son algunas de ellas.

 

 

El arte de coreografiar: Primeras claves

Para empezar, es primordial saber con qué material musical trabajamos; es decir, qué canción. Ya, simplemente con esto, definiremos muchas otras decisiones primordiales para la pieza, como: qué queremos expresar con el número, qué quieres contar y transmitir…

 

El siguiente punto sería cómo lo quieres expresar. Dependiendo del estilo que quieras adoptar, puede que encaje algo más conceptual y/o abstracto, o quizá hacia algo más literal, visual y explosivo.

 

Algo primordial a tener en cuenta también para coreografiar sería el quién: quiénes van a ser las personas encargadas de interpretar la pieza, y también algo importantísimo, es para quien va dirigido el espectáculo. Puede ser un público joven de niñas y niños, pre-adolescentes, gente adulta, gente mayor… Y no sólo influiría la edad, sino que también los gustos musicales, estética, e incluso el estilo de vida sería algo a tener en cuenta a la hora de tomar la decisión de dónde presentar tu trabajo.

 

Algo que los/las coreógrafos/as comparten con la gente que se dedica a la docencia, es saber comunicar a tus alumnos/as o intérpretes lo que quieres de ellos/as: cómo quieres que se muevan en el escenario, cómo tienes visualizados en tu mente los movimientos, cuál es la intención del espectáculo… En definitiva, ser un/a buen/a comunicador/a para conseguir que tus intérpretes puedan ser el canal que necesitas entre tus ideas y lo que el público finalmente podrá ver y sentir.

 

 

Creatividad por un tubo

No es fácil ser original, coreografiar también requiere de mucha creatividad. Está claro que todo el mundo es influenciado por sus referentes; en este caso, coreógrafos/as a los/las que admiras. Aún así, siempre se intenta hacer algo que respire tu esencia: algo que sea único y diferente, que sólo tú hayas podido hacer.

 

Tras pasar todas las barreras artísticas, llegan todos esos obstáculos más “aburridos” pero importantísimos: todos los “props”. En definitiva, todo ese material físico necesario para el espectáculo: vestuario, herramientas, atrezzo… Aquí, el arte de coreografiar se convierte en algo más técnico y poco artístico. Un ejemplo podría ser que dependiendo de cómo sea el espacio donde la pieza será interpretada, puede que el vestuario varíe (por ejemplo, si el fondo/suelo/espacio es negro u oscuro, es preferible no utilizar vestimenta negra). Y respecto al espacio, cosas también a tener en cuenta podrían ser: ¿conocemos las dimensiones del sitio donde trabajaremos? ¿Cómo es el suelo? ¿Resbala? Si es en un teatro, ¿tiene bastidores, o telón? ¿Cómo es la iluminación?

 

Como véis, en el arte de coreografiar, hay un sinfín de características a tener en cuenta. Como comentamos, según el formato que se quiera presentar, las vías para llegar a ese objetivo serán unas u otras. Como siempre en lo artístico, los/las artistas finalmente consiguen que parezca fácil algo que en realidad no lo es.

 

Dance Emotion es un espacio seguro donde poder dejar volar tu imaginación, creatividad y talento; estaremos encantado/as de recibirte, ayudarte con lo que necesites y darte nuestros mejores consejos. ¡Te esperamos!

 

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