La importancia del proceso creativo
Cuando un/a artista se embarca en un proyecto nuevo, ya sea de danza, de teatro, de canto, de artes visuales, etcétera… sabe que le espera un largo camino de decisiones e incertidumbres. Al principio, se tiene una idea más o menos definida de cómo se quiere que ese producto acabe resultando pero, la mayoría de las veces, el resultado final no se acaba pareciendo a la primera idea concebida de ese proyecto. Si finalmente ese producto sale a la luz, es porque el/la artista está satisfechx de cómo se ha desarrollado y de cómo ha resultado el proyecto creativo. Es un interesante fenómeno, el hecho de que esa idea inicial fuera lo suficientemente potente para que el/la artista se embarcara en esa aventura y que, aunque el resultado final sea muy diferente a lo primeramente concebido, el producto que queda en sí siga siendo igual de interesante y potente para llevarlo a cabo y querer mostrárselo al mundo; muchas veces, incluso, acaba siendo mucho más interesante, profundo y con más matices de lo que el/la artista tenía en mente en un principio. Todo eso es gracias al proceso creativo.
Dar espacio a la improvisación
Tienes esa idea, que crees que es potente y vas a por ella. Vas a por ella porque te emociona, te interesa intensamente, quieres profundizar en ella, quieres sacarle todo el jugo; quizá incluso te toca la fibra sensible por alguna vivencia pasada tuya y eso hace que les pongas especial interés, cariño y pasión. Por lo que sea, esta idea está en tu cabeza, quieres llevarla a cabo y quieres que sea perfecta.
Empiezas a trabajar sobre ella y, como es normal, hay muchas preguntas de las cuales aún no tienes la respuesta: cuál es el hilo conductor, qué quiero expresar exactamente con esta pieza, cómo lo quiero expresar… Las preguntas pueden ser múltiples. Es muy importante, en este proceso creativo, sí, tener una idea clara de qué quieres, pero también dar espacio a la improvisación. Es muy peligroso (y un veneno para la creatividad) aferrarse a la primera idea concebida del proyecto; sin tú quererlo, estás desechando ideas y maneras de hacer que podrían sumar, y hacer que esa primera idea brille más o, como comentábamos al principio, tenga más matices. Pequeños detalles que, aunque no lo parezca de primeras, harán que tu proyecto acabe siendo más fuerte e interesante.
Gloriosos errores
La improvisación, la espontaneidad, salirse del camino preestablecido… todo ello nos ayudará a tener una mayor visión y a percatarnos del verdadero potencial de nuestra idea, y hasta dónde podemos alcanzar y llegar con ella. Es ahí, en la prueba y error, en la repetición, donde, en muchas ocasiones, florecen y nacen las mejores ideas.
Un ejemplo de un error, que al principio puede parecer una catástrofe y finalmente acaba siendo una maravilla, es el descubrimiento de la penicilina, quizá el descubrimiento fortuito más famoso en medicina. Al parecer, en 1928, Alexander Fleming se dedicaba a cultivar la bacteria Staphylococcus y, al regresar de unas vacaciones, notó que una de las placas de cultivos no tenía crecimiento bacteriano alrededor de una colonia de hongos; Fleming hizo que los cultivos de este hongo estuvieran disponibles en todas partes. Más de 10 años después, la penicilina comenzó a producirse en cantidades masivas para probar su efectividad clínica en pacientes, tras una investigación de la Universidad de Oxford. Puedes leer más sobre este acontecimiento aquí.
Como ves, queridx artista, tener un objetivo y un fin claro para tu proyecto puede ser muy bueno; es muy útil para poder definir su camino. A pesar de esto, obsesionarse con una idea inicial no hará más que cortarte las alas e impedir que tu idea se expanda y alcance todo su potencial. Confía en el proceso creativo, puede darte más frutos y sorpresas de las que esperas.
Dance Emotion es un espacio seguro donde poder dejar volar tu imaginación, creatividad y talento; estaremos encantadxs de recibirte, ayudarte con lo que necesites y darte nuestros mejores consejos. ¡Te esperamos!